domingo, 13 de septiembre de 2009

Monasterio Benedictino de Santa María de la Epifanía


En los Andes colombianos, a dos mil metros sobre el nivel del mar, enmarcado en una reserva forestal al pie del embalse de Guatapé, se encuentra el Monasterio Benedictino de Santa María de la Epifanía.
En él, un grupo de monjes, jóvenes, adultos y ancianos, viven dedicados a la búsqueda radical y exclusiva de Dios, siguiendo la Regla de San Benito.
Aunque cada monasterio benedictino es una familia autónoma e independiente, la historia testifica el surgimiento de agrupaciones de monasterios que, conservando su autonomía, se ayudan y estimulan fraternalmente. Tales agrupaciones suman hoy 21 “congregaciones benedictinas”, unidas a nivel mundial en la Confederación Benedictina. Nuestro monasterio pertenece a la Congregación de Subiaco, y fue fundado en 1968.


Quienes somos

Los monjes Benedictinos somos un grupo de hombres cristianos, que, respondiendo al llamado del Señor, hacemos de la búsqueda de Dios la finalidad específica y exclusiva de nuestra vida. Nos dedicamos a la oración, la “Lectio Divina”, al estudio y al trabajo, en un ambiente familiar de vida común, estables siempre en el monasterio, y abiertos a la acogida y hospitalidad a todos los hermanos.
La oración ocupa un lugar privilegiado en nuestra vida. Nuestro fundador, S. Benito, nos dice en la Regla: “ Creemos que Dios está presente en todas partes... pero sobre todo debemos creerlo sin la menor vacilación cuando asistimos al oficio divino” (RB 19,1-2). Esta convicción, y la invitación del Señor a “orar siempre y sin desfallecer”, marcan el ritmo de plegaria y alabanza en la comunidad monástica. Junto al esfuerzo por orar continuamente y transcurrir toda la jornada en presencia de Dios, tienen importancia fundamental los diversos momentos de la oración litúrgica-comunitaria y la Eucaristía que es, sin duda, el centro de la jornada.Leemos igualmente en la Regla Benedictina que “a ciertas horas deben los monjes ocuparse en la Lectio Divina” ( RB 48,1) , y que han de “escuchar con gusto las lecturas santas”(RB 4,55). Parte importante de cada jornada está dedicada a la “lectura orante” y la reflexión de la Palabra de Dios. Esta actividad básica en la vida del monje es lo que se conoce como “Lectio Divina”, expresión latina cargada de significación en la tradición monástica. Y junto a la “Lectio”, el estudio ocupa también su renglón de importancia, como medio de profundización en el conocimiento de la Sagrada Escritura, de la tradición patrística y monástica, de la realidad del mundo y de la historia.

Para colaborar con Dios en la obra creadora, y para atender a nuestro sostenimiento, los monjes nos dedicamos durante varias horas cada día al trabajo manual en el interior del monasterio (apicultura, arte, artesanías, dulces y confituras, trabajos del campo, etc) , y atendemos igualmente a todos los oficios domésticos (cocina, lavandería, limpieza). Ya lo dice San Benito, igual que de la “Lectio”: “En determinados tiempos deben los monjes ocuparse en el trabajo manual”( RB 48,1); y da tal importancia a las ocupaciones materiales, como elemento fundamental en la búsqueda de Dios, que afirma : “Pues entonces son verdaderos monjes cuando viven del trabajo de sus manos, como nuestros padres y los Apóstoles” (RB 48,8).En la tienda, contigua a la portería, ofrecemos a los huéspedes y visitantes los productos de nuestro trabajo, de cuya venta depende en gran parte el sostenimiento de la comunidad.


Oración, “Lectio”, estudio, trabajo, orientados por entero a la búsqueda de Dios, exigen un ambiente que posibilite esta actitud permanente de escucha y diálogo con El. Es por ello que tienen importancia central el retiro, la soledad y el silencio.
Así mismo, como ayuda a la radicalización de la fraternidad entre los que formamos la familia monástica, e igualmente como condición de disponibilidad para la acogida a los hermanos, la estabilidad (en la comunidad y en el monasterio) tiene especial valor en nuestra vida.


Pero el retiro, la soledad y el silencio no significan ruptura de la comunión eclesial; al contrario, disponen para una actitud profunda de escucha y acogida del hermano. En la Regla Benedictina leemos también: “ A todos los huéspedes que llegan al monasterio recíbaseles como al mismo Cristo” ( RB 53,1). El monasterio está abierto para todos los que vienen a buscar un ambiente de silencio y oración, ya sea durante una jornada, o por varios días en la hospedería. “Acogidos los huéspedes lléveseles a orar...léase en presencia del huésped la Ley Divina para se que se edifique” ( RB 53,8-9). Es también mediante la acogida y hospitalidad que los monjes llevamos a cabo nuestro servicio eclesial de evangelización; y para poder realizar con intensidad cada uno de los elementos que conforman nuestra vida monástica, y acoger a los que llegan, no tenemos ningún trabajo pastoral fuera del monasterio.
Horario

4:00
Levantarse

4:30
Oración - Vigilias

5:45
Lectio Divina

6:45
Oración - Laudes

7:30
Eucaristía
Desayuno

9:00
Trabajo

12:00
Oración - Sexta
Almuerzo
Descanso

14:00
Oración - Nona

14:20
Clases y/o trabajo

16:15
Estudio Personal

17:15
Oración - Vísperas

18:00
Lectio Divina

19:00
Comida
Aseo
Recreación

20:30
Oración - Completas
Descanso.



La Formación del Monje

A quien se siente llamado por el Señor a seguirlo por el camino monástico, la comunidad le ofrece su ayuda, mediante el siguiente proceso de integración:
Un tiempo de mutuo conocimiento a través de algunas estadías en el monasterio, espaciadas una de otra, y crecientes paulatinamente hasta una experiencia de tres meses continuos compartiendo la vida con los monjes. Este contacto entre la comunidad monástica y el hermano que toca la puerta del monasterio, aporta elementos valiosos para el discernimiento inicial .
Después del tiempo dedicado a este discernimiento previo al ingreso, se inicia la etapa del postulantado que tiene un año de duración, y con el cual se comienza propiamente la experiencia monástica en forma continua compartiendo de lleno la vida con la comunidad .
Con el rito de iniciación monástica se empieza el noviciado, que dura entre año y medio y dos años, tiempo dedicado al estudio de la Regla, la historia, la tradición y la espiritualidad del monacato, y que posibilita al hermano el discernimiento en orden al compromiso con el Señor mediante la profesión monástica.




Al término del noviciado se hace, entonces, la profesión temporal, por tres años, tiempo éste en el cual se continúa el esfuerzo de profundización en las fuentes monásticas, y se atiende también a la formación teológico-patrística.
Con la profesión solemne y consagración monástica se llega al momento del compromiso definitivo: Promesa de vivir para siempre como monje en el seguimiento de Jesús. En la Regla de S. Benito leemos: ”El que va a ser admitido, prometa delante de todos en el oratorio estabilidad, vida monástica y obediencia” (RB 58,17). Este compromiso incluye los tres votos tradicionales (castidad, pobreza y obediencia) y todas las demás implicaciones de la vida del monje, tal como son señaladas en la Regla y como las ha subrayado la tradición monástica. La estabilidad significa la vinculación a la comunidad y la radicación en el monasterio para toda la vida.
Llegados a este punto, vale la pena aclarar lo siguiente: El monasterio no es una casa de formación sacerdotal. El hermano que ingresa viene a ser monje, a vivir “tomando por guía el Evangelio” , como nos dice S. Benito desde el prólogo de la Regla, en el ritmo de vida anteriormente descrito. Todos los hermanos de la comunidad reciben igual formación monástica y teológica, con las necesarias adaptaciones a las posibilidades y al proceso de vida de cada uno. Cuando la comunidad ve necesaria la presencia de otro hermano sacerdote, llama a la ordenación presbiteral a cualquiera de los monjes en quien, después de ponderado discernimiento, se perciben signos claros de vocación para el ministerio ordenado. Los monjes-sacerdotes viven su ministerio al interior de la comunidad monástica, y su ordenación no fundamenta ningún régimen de excepción en cuanto a observancias se refiere, al contrario, de ellos dice S. Benito que han de dar a todos mayor testimonio de humildad. El hermano que ingresa debe discernir, pues, con mucha claridad desde el comienzo sobre su libertad interior frente a toda “expectativa sacerdotal”.
Hospedería

La hospitalidad ocupa un lugar importante en la vida de los monjes benedictinos. El monasterio dispone de una modesta hospedería para acoger a las personas que quieran vivir unos días de oración y silencio.
Para mayor información, puede contactar al hermano hospedero en el teléfono (57)(4) 861 08 39 o al celular 314 681 66 08. Dado que el número de habitaciones disponibles es limitado (8) recomendamos hacer sus reservaciones con buen tiempo de anticipación.
Información


Monjes Benedictinos
Oficina de Correos
Guatapé (Antioquia) Colombia


"El verdadero monjes es un ser humano
perfectamente libre.
Libre ¿para qué?
Libre para amar a Dios.

- Thomas Merthon. OCSO -